La casa de los olvidos



Cuanto tiempo quedarán mis sueños en la casa de los olvidos.

Al lado de la charla con los duendes de mi patio.

Atrás del espejo que era transparente
y dejaba ver las estrellas de cerquita.

Abajo de la trompeta sonriente.

En medio de las alas que me llevaban, pacientes, a un lugar donde me sintiera segura, aunque estuviese en el aire.

Y adentro del alma de un caballito de mar que cabalgaba, mimetizándose en un jardín de hortencias celestes, que olían a cielo.

Esperemos y no sean más de 4 o 5 minutitos.

Dedicado a una sirena, que su color favorito es el azul, pero el del profundo océano.

Son cosas de pueblo

El rematador Perejil
La frente grande de Varela
La chancha López
El Super Dulce de Leche de San Martín
Va lindo si no se apaga
La Loca Julia
Las alpargatas de Don Manolo
El Jack con sorpresa de lo Regina
La Harley Davidson de Toto
Los patines de la Foca
Anita Pucciarelli Julita
Voy y vengo, dijo Zanella
Colgar las patas en el espigón
La vuelta del perro

Preciosa precisa


Luz era una niña extremadamente hermosa,
pero absolutamente exacta.

Cuando ella pasaba el smog se volvía una nube celeste que parecía cielo, el rugir de los coches en música disco, los ojos cansados de los oficinistas brillaban como bichitos de luz.
Pero ella no se daba cuenta, y solo contaba, contaba todo.

Hasta que un día, se produjo una coincidencia mágica.

Aroma a Tilo en un parque, un atardecer cobrizo, la risa de un bebé,
los suaves aleteos de unas mariposas,
un pajarito le tarareó al oído una canción de violines,
mientras ella tomaba un helado de fresas con crema.

En su mente, los números se volvieron formas
y se pintaron con los colores del arcoiris.

Y dejó de ser tan precisa y se volvió más preciosa.

Y le crecieron alas rosas.

Y se compró un pequeño acordeón y se subió a una nube.

Y así fué como Luz se puso una banda de rock con tres ángeles hippies que desertaron el cielo, pero no quieren estar en la tierra,
sabían tocar el harpa, la guitarra y la batería.

La Srita Impresionante · Capítulo 02 · Crema de enjuague

La Srita. Impresionante y Las Muñequitas Interplanetarias en Mechita, Feb 2001

Esa mañana mientras se bañaba, la Srita. Impresionante se masajeaba la cabeza con shampoo y dijo en voz alta: A la pucha, no tengo crema de enjuague!
No hay cosa que irrite más a la Srita. Impresionante, después de la idiotez, la falta de sentido común, la comida agridulce, las discusiones innecesarias, madrugar, y la gente que toma el elevador para bajar un piso, que quedarse sin crema de enjuague.

Asi que con la cabeza hecha una nube, se pone una toalla a modo de turbante, y sale algo perturbada.

Pensó en caminar, pero quería llegar a la tienda lo más pronto posible.
Toma las llaves de su coche, se sube al elevador para bajar los 5 pisos, y este se detiene en el primero, puta madre. Sube Marvin, para bajar un piso. Lo mira con ira a traves de la espuma, que ya se le escurre por los ojos.

Por qué no me enjuagué el shampoo, dijo para sus adentros.

Logra subir a su coche después de cruzarse con un señor que le quería vender una máquina quita pelusas de ombligo. Y ella pensó que hacia mucho que no se miraba el ombligo, que cosa rara el ombligo.

Cuando arranca su coche e intenta avanzar, se da cuenta que seguía detenida. Qué pasó?
Se baja del coche.

Uy.

Las llantas ponchadas.

Pero hay algo que la deja aún, más trémula de espanto, un periódico del día tirado en el piso, que anuncia que se acabó la crema de enguaje en el mundo.

Llegó el caos, dijo, el caos capilar, con qué nos vamos a desenredar!

No termina de decir desenredar, que hacen su aparición, las 4 muñequitas interplanetarias que tenía años sin verlas.
Después del saludo de rigor, de que ellas se reían del turbante de la Srita. Impresionante, de recordar viejas aventuras. La Srita. Impresionante les explica la situación.

Las muñequitas interplanetarias; Karla, Orion, Zan y Narda; cuchichean durante unos segundos y le dicen a la Srita. Impresionante que se quedara tranquila, que se enjuagara la cabeza porque le podía agarrar reuma y que iban a tardar un ratito con la solución que habían pensado.

La Srita. Impresionante regresa a su casa y se encuentra a la osa rosa envuelta en espuma y sentada con cara de se acabó la miel, en el medio del living.

Intentó tranquilizarla sin éxito y ve asomarse en su balcón, volando como colibríes a las muñequitas interplanetarias.

Cada una traía en sus manos algas brillantes.

Les pidieron que se lavaran la cabeza con ellas.

Esas algas se las habían regalado unas hermosas sirenas del mar de un sueño que tuvieron una noche, un sueño que siempre podían volver a soñar.

Así que no había de que preocuparse, sus cabellos siempre podían estar suaves y siempre podrían volar.

El cabello de todos los que podían soñar con sirenas y algas.

Cuidado, sirenas del mar y con cola de pez, si sueñas con las otras, te quedas sin pelo.