El cisne y el insomnio


No se podía dormir.

Justo esa noche que no quería estar ahí.

En la penumbra podía ver su lámpara apagada, haciendo una leve sombra en la pared...

parecía un cisne.

Cómo le gustaría ser uno, negro, nadando en un té tibio de jazmín.

Sentir, en cada una de sus plumas, que el viento, la despeina.

Volar, y llorar por todos, y que esas lágrimas sean el rocío que te despierte una mañana

y te haga pensar en mí.

Y morir bailando, sola, cuando ellos se hayan ido y los aplausos

no tapen el sonido del agua.

Finalmente se durmió, y soñó que era una burbuja que llegaba al espacio.

Se despertó la siguiente mañana, inmóvil en su cama.

Qué desilusión, no quería apoyar los pies en el suelo.

Pero ya iba a encontrar la manera de quedarse viviendo en su imaginación, con vos.