Los dientes de mi abuelo Valentín
contaban cuentos desde un vaso con agua.
Yo esperaba a que todos estuviesen dormidos,
para encerrarme en el baño y escucharlos.
Había que prestar mucha atención y acercarse bastante,
Uds. saben lo complicado que puede ser hablar debajo del agua.
A veces repetía cuentos, como el del señor del restaurante que comía palillos, pensando que eran palitos de pan.
Ese era su preferido, tal vez porque tenía que ver con dientes
y con ingenuidad.
Otro era el de la estrella de mar que deseaba brillar en el cielo.
Ese le encantaba, tal vez porque tenía que ver con agua y con soñar.
Que fantásticos los dientes del abuelo Valentín,
los recuerdo y no dejo de sonreír.