Estaba soñando con un campo, una tarde de invierno, donde se te congela hasta el orgullo.
Jugando con mi aliento y con el viento a que fumaba.
Disfrutaba del sol tibio, casi rosa, que me hacía sonreír.
Podía sentir el olor de los jazmines, tierno, aunque no era temporada.
Una mano áspera me guiaba entre árboles que hacían hoyos en el cielo.
Se escuchaban unos patos, no muy lejos.
Nos acercamos y los ví, eran luminosos, fundiéndose en el agua.
Seguí la mano y era mi papá, y mi papá era un cazador.
Me suelta para agarrar su escopeta y apuntarles.
Y dispara.
Cierro los ojos y desaparece el campo, el orgullo congelado, mi aliento, el sol rosa, los jazmines, los hoyos en el cielo, y mi sonrisa.
La explosión seguía, eterna.
Abro los ojos, tengo mucha bronca, y me despierto con los patos volados.
Y un papa impostor, atrapado en una pesadilla, sólo con su escopeta.
historia especial para la ardilla suicida
2 comentarios:
Excelente, genial el final.. CLAP CLAP CLAP CLAP!!
Gracias Cari...
Te quiero mucho.
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